Todo sin ti es igual, la vida sigue teniendo
sentido, o incluso más que antes. Ahora ya
no tengo que depender de nadie. Muchas
veces, sí, te echo de menos, pero eso no
dice nada. Me enamoré de ti con tan sólo
una mirada. Pero ahora ya, no me valen
tus ojos de color de miel, ni tu sonrisa
resplandeciente de media mañana.
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